Los datos relevados en la última campaña demuestran cómo ayuda conocer el agua disponible para planificar una siembra y fertilización eficientes.
El trigo copó la escena esta semana con la presentación de la campaña 2020/21 por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que proyecta una siembra y cosecha récord. El precio internacional sostenido por los vaivenes geopolíticos, la favorable relación de precios insumo/producto y los perfiles cargados de humedad por las últimas precipitaciones, fogonean la intención de siembra en muchas zonas. Pero en la agricultura, se sabe, nada está dicho hasta último momento, sobre todo en un escenario en el que muchos climatólogos anticipan la posibilidad de un año Niña.
En este contexto vale la pena repasar lo que sucedió con el cereal en la última campaña, en diversas zonas, respecto del uso del agua, el manejo y las malezas y enfermedades.
“El aporte de la napa freática en las regiones CREA Centro, Oeste y Oeste Arenoso fue determinante para la definición de los rendimientos de trigo en la campaña 2019/20. Una situación similar se presentó con la cebada en las regiones Sur de Santa Fe, Centro y Oeste”, afirman desde el Movimiento CREA, basándose en la información que arroja la plataforma “Datos Agrícolas Trazados (DAT) CREA de cultivos de invierno 2019/20”, que contiene registros de 6198 lotes de 13 regiones que en conjunto suman 348.872 hectáreas.
La mayor parte de esta superficie correspondió a trigo, seguido por cebada (fundamentales en las regiones Mar y Sierras, Oeste, Sudoeste y Oeste Arenoso), garbanzo (principalmente en Córdoba Norte) y arveja (Norte de Buenos Aires), entre otras especialidades.
“La concentración genética en el cultivo de trigo es elevada dado que la mitad de los lotes relevados en 2019/20 en todas las regiones agrícolas fueron sembrados con apenas tres cultivares: Algarrobo, Ceibo y Basilio”, advierten desde la entidad respecto de un tema clave como lo es la genética.
La macrozona cerealera sur –integrada por Mar y Sierras, Sudoeste y el sector sur de la región CREA Sudeste– es la que presentó la mayor variabilidad de rendimientos en trigo debido, probablemente, a la multiplicidad de ambientes explorados por el cultivo. Se trata, además, de la macrozona que presenta una menor concentración relativa de uso de genética disponible, explican.
“Un 25% de los lotes de cultivos de invierno de la región CREA Litoral Sur registraron inconvenientes en el control de malezas problemáticas, mientras que esa proporción fue de poco más del 10% en el caso de Córdoba Norte, Sudeste y Mar y Sierras. La principal maleza generadora de problemas fue rama negra (Conyza sp.), seguida por raigrás (Lolium sp.)”, indicaron.
El trabajo fue presentado recientemente en la Mesa de Planes Nacionales CREA, que se llevó a cabo de manera virtual y contó con la participación de referentes de las principales empresas semilleras de trigo y cebada, quienes presentaron las líneas de trabajo y novedades en genética de ambos cultivos.
Consejos para maximizar rindes
Con la mirada en la campaña que se viene, el coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA y profesor titular de la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) Emilio Satorre, brindó algunos consejos para arrancar con el pie derecho. “La variabilidad de resultados se amplía enormemente cuando el contenido inicial de humedad es bajo”, detalló el especialista, y agregó: “A pocos días del comienzo de la siembra de trigo es importante, antes de decidir cualquier planteo nutricional, determinar cuál es el contenido de agua en nuestros lotes. Para la región Norte de Buenos Aires, en dos grupos CREA muy distintos –uno ubicado al este y otro al oeste de esa zona–, con el mismo manejo de fertilización nitrogenada podemos llegar a tener resultados muy diferentes”, apuntó.
Al respecto, el asesor Martín Torres Duggan afirma que las variables a tener en cuenta para definir la estrategia son: dosis, fuente, momento y localización, y cada una debe ajustarse de acuerdo a las necesidades del sistema productivo. “La definición de la dosis depende del diagnóstico de fertilidad, pero también de las condiciones ambientales (presencia de sales, pH, entre otras)”, detalla.
Fuente: Infobae