Las importaciones chinas de carne vacuna siguieron recuperándose hasta mayo de la mano de las mayores ventas brasileñas, que están cerca del récord.

Conviene recordar que en septiembre pasado Brasil denunció dos casos de vaca loca atípica y quedó embargada la producción de carne posterior al día 4 de ese mes.

La rehabilitación tardó mucho más de lo que nadie preveía: más de tres meses. Esto sucedió ante el asombro de muchos, ya que se consideraba que siendo el principal proveedor y dada la necesidad china, se iba a ser más tolerante.

Pero el gigante asiático recién aceptó la carne brasileña desde el 15 de diciembre.

Dado el tiempo en que no se realizaron operaciones, retomarlas llevó un lapso, más los 45-60 días de viaje de la mercadería. Con lo que los ingresos registrados en enero responden seguramente a operaciones embarcadas antes y que habían quedado en un limbo.

En el medio sucedieron todos los problemas logísticos en el puerto de Shanghái, debido al aislamiento obligatorio que impuso el gobierno para combatir el brote de covid-19 en esa ciudad tan importante.

El impacto, en números

La ausencia de Brasil provocó consecuencias: China no pudo comprar todo lo que deseaba en otros países, algunos proveedores tomaron más market-share circunstancialmente y los precios siguieron trepando hasta el récord de mayo.

La primera afirmación se prueba con las bajas importaciones del primer trimestre y cómo recién en abril se empata en la comparación interanual, para terminar creciendo en mayo.

La segunda, con la baja participación inicial de Brasil y las mayores ventas de otros, especialmente de la Argentina, Uruguay, Nueva Zelandia y, desde una base muy menor, los EE.UU.

En cuanto a los precios, si bien hubo una tendencia creciente que atravesó 2021, los valores siguieron aumentando hasta el récord de mayo, presionados también por la ausencia brasileña.

Esta serie no debe confundir frente a las noticias sobre bajas de precios en este principal mercado.

El registro de las importaciones de mayo involucra a lo nacionalizado en ese mes, embarcado desde Sudamérica a partir de principios de marzo y negociado unos dos meses antes de los embarques.

Las bajas de precios, advertidas en las negociaciones de mayo, irán volcándose en los registros de la aduana china a partir de agosto-septiembre.

La coincidencia temporal entre las alarmas por la presión china para bajar precios y la marca récord de valor no debe implicar que uno de los dos fenómenos deje de ser cierto.

 

 

 

Por Lic Miguel Gorelik, Director de Valor Carne