Las industrias, tanto de consumo como de exportación, se encuentran paralizadas por las indefiniciones sobre la reapertura de las ventas externas y el paro de comercialización de hacienda. Cómo se posicionan los competidores en los mercados que está descuidando la Argentina. Por Miguel Gorelik.

Lic. Miguel Goerelik.

Lic. Miguel Goerelik.

Sin negocios ganaderos por el paro comercializador de la Mesa de Enlace, con una industria exportadora generalizadamente parada a la espera de definiciones y con una industria consumera que, a la fuerza, también está sin trabajar, transcurren los días mientras algunos eslabones tratan de poner en claro algunos aspectos de la prohibición de exportaciones para adoptar decisiones.

Hay tres temas que ocupan a empresarios y funcionarios: la cantidad de carne a precios artificialmente bajos que ofrecerá la industria exportadora para poder retomar su actividad, los mecanismos para controlar la subfacturación de exportaciones y los renglones que se permitirá seguir operando con el exterior.

En el primer tema, el gobierno quiere duplicar el volumen acordado recientemente, lo que es resistido ya que el negocio exportador no permitiría financiarlo.

En el segundo, habría más puntos de coincidencia, ya que es de interés mutuo la sana competencia.

Finalmente, más allá de la certidumbre de que continuarán las cuotas Hilton, EE.UU. y Colombia, junto con (probablemente) la 481 y quizás algunos segmentos del kosher a Israel, reina un gran desconcierto en general. Justamente ahora en mayo y junio es el pico de embarques del segundo trimestre para la cuota 481, que después habrá que esperar a fin de agosto-septiembre para que se repita la oportunidad, además del desperdicio de toda la gente que invirtió en encerrar ganado y puede tener que destinarlo a un destino ruinoso.

Mientras tanto, los principales proveedores de China (Brasil, Uruguay y hasta Australia) están pidiendo 10% más sobre los precios transados hasta el momento del anuncio del presidente Fernández.

También se han recalentado las solicitudes en todos los mercados donde la Argentina tiene una presencia sensible, como en la UE (al menos hasta que se aclare cómo queda el país), Chile, Brasil y otros.

Y se habla de gestiones diplomáticas como las que algunas empresas extranjeras iniciaron con los embajadores argentinos en sus países, siendo las más conocidas las iniciativas generadas en Israel y en Brasil.

A todo esto, se agrega la intención de repetir con cierta frecuencia un paro comercializador como el que está en curso. También se ha hablado de agregarle los granos.

No tiene sentido reiterar los comentarios de todo tipo, en ningún caso laudatorios, que esta medida generó en el resto del mundo.

Queda claro que, más allá de arribarse a alguna solución en el corto plazo, el daño sobre toda la cadena y sobre la calidad del país para servir a sus clientes será duradero.

 

Por Lic. Miguel Gorelik, Director de Valor Carne