La pandemia de coronavirus generó muchísimos cambios en la cotidianidad de las personas. Desde el 20 de marzo, en nuestro país, la cuarentena obligatoria canceló gran número de actividades, incluidas las clases. Y, si bien, muchos alumnos hace la tarea por Internet, hay lugares en donde el acceso a este servicio no está garantizado.
Por eso, una maestra rural de la localidad santafesina de Maciel , le lleva la tarea casa por casa a sus alumnos que no tienen esta posibilidad. Se llama María Caballero , es madre de tres hijos y hace 20 años que se dedica a enseñar. Ella recorre a diario 10 kilómetros para dejar en cada hogar los deberes de la jornada.
«Como no hay clases y los chicos no tienen Internet ni teléfonos, se me ocurrió dejarles la tarea colgada en bolsitas en las tranqueras. Cuando pasa una semana, voy y las retiro con los deberes hechos. Hablamos a la distancia, y ellos me preguntan lo que no entendieron y nos quedamos charlando un ratito. Ellos me extrañan, y yo a ellos», contó la sacrificada docente, citada por TN .
Pero la tarea no es lo único que les lleva. Ella también les alcanza los materiales para estudiar, ya que muchas familias ni siquiera cuentan con esos recursos. «Esta semana les llevé tijeras, papeles de colores y pegamento porque tenían que hacer manualidades. Es importante que los chicos tengan creatividad y se entretengan en estos días», indicó.
» Quedate en tu casa «, dice uno de los carteles coloridos con los que decora los paquetes que deja en cada tranquera. La maestra sostiene que, si bien las dificultades son muchas, ella y el Centro Educativo Rural 303 «Antonio Arenales», decidieron buscarle la vuelta para darle continuidad pedagógica a los y las chicas que asisten a la escuela.
«Algunos, cuando tienen crédito, me pueden mandar y otros no», reconoció Caballero en diálogo con Info Más . La misma variación se da en cuanto a la posibilidad de los padres para dar una mano con la tarea en el hogar. Sin embargo, ella felicitó a todos por igual y redobla el esfuerzo en un radio mucho más mayor que los cinco kilómetros que separan la escuela de su casa.
María es la única docente y al lugar asisten 20 alumnos, algunos viven cerca, pero otros caminan hasta tres kilómetros para llegar. Previo a la pandemia, tenían toda una rutina bastante aceitada, aunque esta situación les modificó el panorama. «No tenemos clases de gimnasia, ni de música, pero como podemos cantamos algo de folklore entre todos», finalizó la maestra.
Fuente: La Nación